miércoles, 5 de octubre de 2011

XVI FESTIVAL INTERNACIONAL MADRID SUR. 2011: La rebelión del lenguaje escénico

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Desde hace más de un siglo, no han faltado dramaturgos que se han rebelado contra las formas teatrales establecidas por la costumbre y la preceptiva, regidas todas ellas por la explicitud de las palabras. Hasta entonces, la mayoría de los críticos y, por supuesto, de los autores, daban por cierto que el teatro estaba en el texto, del cual los actores y el escenario sólo eran una ilustración. Cierto que muchos de ellos hablaban del “subtexto”, referido al sentido de un drama, más allá de la historia contada en primer término, y depositado en un tejido de pequeños signos que el espectador debía descubrir e interpretar. Pero, en todo caso, seguíamos moviéndonos en un mundo regido por la palabra y la posibilidad de cuestionarla desde el silencio inesperado de un personaje o las rupturas de la escenografía y de la luz, rebeladas contra su viejo papel de mero decorado. Este sentimiento sobre la insuficiencia de la escritura teatral y de las estructuras comúnmente aceptadas de los dramas, dio pie, primero, a una serie de vanguardias que se cuestionaron seriamente la falsedad o banalidad de la mayor parte de las representaciones teatrales de la existencia humana, revolucionando la puesta en escena y el arte del actor, negándose a admitir, según la opinión generalizada, que la vida iba por un lado y el teatro por otro, a menudo para consolar al espectador o defender determinados valores de la cultura dominante. En cierto modo, el teatro era un aceptado engaño que la sociedad admitía como un juego para consuelo y gratificación de su imaginario. 

Programa
Esa época pasó, y mucha gente de teatro comenzó a preguntarse con que lenguajes escénicos podría superarse esa sensación de convencionalismo, de “apaño”, que generalmente despertaba el teatro no en valde identificado con la mentira y con el ingenio. Si un día se habían defendido las “tres unidades” –de acción, de tiempo y lugar– cada vez pareció más evidente que el problema no estaba en el respeto de ninguna preceptiva formal, sino en la adquisición de una nueva libertad para proponer lenguajes escénicos sin reverencia alguna a la palabra. Lógicamente cada espectáculo debía tener en su base una escritura, en la medida en que debía “decir” algo; y ese objetivo debía ser asumido por todos los elementos de la representación, pero incorporando signos y poéticas liberadas de la servidumbre a la palabra. Entre otras cosas, porque el teatro se centra en los personajes, que, como seres humanos, se manifiestan a través de un complejo sistema de recursos, entre los que, en las situaciones límite, las palabras tienen escaso valor.

Nuestro tiempo, situado frente a lo que Amin Maalouf, el último Premio Príncipe de Asturias, ha calificado en un famoso libro de “Desajuste del mundo”, ha determinado un teatro plenamente consciente de la necesidad de indagar en los posibles lenguajes escénicos para expresar, en términos dramáticos y no sólo verbales, lo que ocurre a nuestro alrededor. Y ese ha sido el criterio que ha inspirado la programación del XVI Festival Internacional Madrid Sur, donde hemos reunido una serie de espectáculos que conjugan la sensibilidad social de sus temas con la muy diversa indagación de las formas, desde el circo al flamenco, desde la danza contemporánea de La Habana o Marrakech a las marionetas gigantes de Olej, desde el canto a la magia sorprendente de las pompas de jabón, desde un clásico español, La Numancia, de Cervantes, a un clásico del teatro ingles, El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, interpretado por actores de 13 a 16 años, que juegan con la historia y le imprimen una dimensión lúdica que rara vez han conseguido los actores adultos en sus solemnes interpretaciones. El homenaje a Antón Chéjov de una compañía de cómicos, la ya clásica Una jornada particular, de Ettore Scola, y una obra de Benedetti, entre otros espectáculos, cierran un Festival que quizá tenga en La noche de Max Estrella, montado a partir de Luces de bohemia de Valle Inclán, su buque insignia, en la medida que Don Ramón, siendo un extraordinario escritor, fue uno de nuestros más grandes y poéticos autores rebelados contra el teatro coloquial y anecdótico de su tiempo.

Referencia especial para ES 11 Madrid Sur a Escena, que, como en años anteriores, presentará diversos trabajos de los grupos del Madrid Sur. Todo ello sin olvidar la concesión del Premio Madrid Sur para Textos Teatrales en lengua castellana y las Jornadas de la Universidad Carlos III Reinventar la democracia, reinventar el mundo, que en esta edición, coherentemente con el planteamiento del Festival, abordarán el valor y el papel de las personas en la construcción de una realidad humana más creíble y más libre.

Cumplidas las quince ediciones del Festival Madrid Sur en muy distintas circunstancias, la dieciséis edición mantiene la voluntad compartida por diversos municipios del Madrid Sur y el IITM de hacer del teatro un elemento de la cultura popular, apoyado por los municipios. Hermoso compromiso que arranca de los tiempos de la Barraca y que solicita, lógicamente, una especial atención a la selección de obras y compañías.

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