martes, 21 de enero de 2014

Se puede ver aún el Belén de Salcillo en Cibeles

MADRID 
¿Te quedaste sin verlo? CentroCentro Cibeles expone hasta el 2 de febrero el Belén de Francisco Salzillo, en una ocasión única para contemplar un conjunto que solo excepcionalmente ha salido de las salas del Museo Salzillo de Murcia en las que se expone de forma permanente.

El Belén comenzó a realizarlo Francisco Salzillo (1707–1783) hacia 1776 por encargo del noble murciano Jesualdo Riquelme Fontes (c. 1755–1798). El escultor fue el artífice de su concepción, siendo completado por su discípulo Roque López, así como por José López y otros maestros. Consta documentalmente que en 1798 se habían hecho los principales grupos evangélicos y las figuras que componen el Belén, así como las arquitecturas que lo acompañan. Con posterioridad a 1800 se efectuaron la Matanza de los Inocentes y algunas piezas sueltas.



Salzillo se basó en los evangelios canónicos y apócrifos, así como en otros textos como el de María de Jesús de Ágreda. En una secuencia continua desde la Anunciación a la Huida a Egipto, sus principales protagonistas ocupan el lugar que les corresponde en la narración, mientras el resto de los elementos pueden cambiar de emplazamiento. Mención especial requieren las arquitecturas que acompañan las secuencias evangélicas, donde conviven la majestuosidad del Palacio de Herodes con los modelos de la arquitectura doméstica de los siglos XVIII y comienzos del XIX en las casas de la Virgen y de Santa Isabel. El Nacimiento se inserta en un pórtico en ruinas que erigió el tallista Pedro Collado.

En el Belén convive una pintoresca galería de personajes contemporáneos a Salzillo, presentes en la pintura costumbrista, los tapices y en el mundo castizo de comedias y sainetes. Desfilan pastores y gañanes junto con la refinada nobleza local, representada por los pajes del cortejo de los Reyes. Junto a ellos se hacen presentes los delicados y movidos ángeles y los personajes sagrados, que visten prendas atemporales enriquecidas con el oro de los estofados de las telas.

Con una evidente unidad estilística, se muestra en el Belén una amplia galería de tipos humanos, con retratos extraordinariamente realistas, donde se han querido reconocer a Jesualdo Riquelme y a ciertos contemporáneos. Destaca el diverso muestrario de gestos, actitudes y detalles: el estrábico posadero, la atención de los campesinos que escuchan la lectura del más joven, el carácter burlón del lazarillo, la serenidad del viejo del calentador o la tragedia reflejada en los rostros de las madres que defienden a sus hijos.

Cuenta Ceán Bermúdez que Salzillo daba cobijo en su casa a mendigos a cambio de que posaran para él. No extraña por tanto que el Belén sea, en paralelo a la inspiración proveniente de los textos de carácter religioso, un espejo de las costumbres y un rico muestrario de temperamentos que estudió del natural.

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