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250 escalones tienen la culpa. Si quieres subir o bajar la Cuesta de los Ciegos tendrás que andarlos todos. Si lo haces desde abajo seguro que te habrá merecido la pena aunque solo sea por las vistas que ofrecen las vistillas.
La leyenda cuenta que un día pasaba por allí San Francisco de Asís con una vasija de aceite, y se encontró con dos ciegos que solían instalarse al comienzo de esta cuesta (en la calle de Segovia), para pedir limosna. Es Santo entonces les dio parte del aceite y, ungiéndoles con él los ojos, les hizo recobrar la vista.
En verano la praderas que rodeas las escaleras de la cuesta de los ciegos se llenan de gente al igual que cuando llegan las fiestas de la Melonera.
En verano la praderas que rodeas las escaleras de la cuesta de los ciegos se llenan de gente al igual que cuando llegan las fiestas de la Melonera.
3 comentarios:
¡Tengo que subir ahí! bss
Alguna vez bajé por esta cuesta. Nunca me atreví a subir. Ahora me la llevo.
Las conozco bien, es de los sítios más pintorescos de Madrid.
Por cierto, una muy desconocida para la mayoría de los madrileños; Ana la conoció hace unos años porque la llevé a propósito.
¡Un abrazote!
MIGUEL
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