martes, 21 de junio de 2011

Día de la música en el metro de Madrid

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Como fuente de inspiración o como escenario de grandes artistas y músicos callejeros, es indiscutible que nuestro Metro está presente en la historia de la música española del último siglo. Y es que el metropolitano ha dado lugar a la creación de docenas de obras musicales y ha servido de marco a las actuaciones de muchos músicos.

Los estudios realizados por José Prieto Marugán, uno de nuestros mejores especialistas en zarzuela, indican que la primera referencia al metro en el castizo género chico llegó apenas unos años después de su inauguración, con el estreno en 1928 de La chula de Pontevedra, un sainete en dos actos con texto de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez. En ella, la protagonista Rosiña, habitante de Cuatro Caminos, una de las cabeceras de la primera línea de Metro, comenta orgullosa que allí tienen “un gran metropolitano”.

Cuatro años después, en 1932, se estrena El aguaducho, en la que el personaje de Cayetana se queja de que le quitaron su puesto de bebidas en la plaza del Progreso (hoy Tirso de Molina) “pa poner el metro”. La muy conservadora Cayetana confiesa a renglón seguido que aún no ha montado en el metro: “¡Si a mi abuela le dicen que vamos a circular por las alcantarillas!”.


A lo largo de las siguientes décadas continúa habiendo referencias ocasionales al Metro en canciones, como es el caso del austro-español Franz Johan (Qué barbaridad, de 1946). Sin embargo, será con la llegada de la democracia y la eclosión del rock nacional, y concretamente en Madrid con el rock urbano y la Movida, cuando abunden las menciones a este medio de transporte.

A finales de los 70, Kaka de Luxe, germen de otros grupos como Alaska y los Pegamoides o La Mode, dejó entre su escasa producción la irónica Viva el Metro (1978), canción en la que se quejaba, con toneladas de sarcasmo, de una reciente subida de las tarifas. Casi al mismo tiempo, Ramoncín introducía alguna referencia al metro en su canción “Ponte las gafas”.

Moris, rockero argentino afincado en Madrid, publicó en 1978 el disco Fiebre de vivir, que incluía dos temas con referencia al metro de Madrid: Rock de Europa y la balada Tarde en el metro. Esta última es un viaje nostálgico nocturno  a través del metro y de algunas calles de la ciudad.

En 1979, el grupo de rock Suburbano publicó su primer disco. Haciendo honor a su nombre, la portada mostraba una personal alegoría sobre el metro pintada para la ocasión por el joven Luis Eduardo Aute. En ese mismo año, el grupo Leño, capitaneado por Rosendo Mercado, edita su primer disco.

En él aparece la canción titulada El oportunista, una crítica a algunas nuevas tribus urbanas del momento que incluye una referencia irónica al metro. La funda interior del vinilo original está ilustrada con divertidas viñetas de cómic, obra del dibujante Nando, entre las que no podía faltar una escena en el Metro de Madrid.
En la misma época, los miembros del inclasificable grupo La Colitis Vasilona actuaban disfrazados de superhéroes. Su primer y único disco no llegaría a comercializarse, pero en él estaba incluído el tema Soy currante, que narraba las vicisitudes de un trabajador que se desplaza en metro a su puesto de trabajo.

Desde el barrio de Vallecas llegaba Topo, que adoptaba como logotipo el rombo de Metro, modificado para incluir el nombre del grupo. Ese logo protagonizaría la portada de su primer álbum en 1979. Ya en Colores, su tercer disco, el grupo grabaría el tema Reina del vagón, sobre una belleza que ilumina “la eterna noche del Metro”.

También a finales de los 70, en unos años de efervescencia musical, el grupo Labanda decidió empezar a tocar en el metro para sacar algún dinero que aliviara una etapa de crisis económica. El grupo recordaba este período años después, en el texto de su disco Labanda: “Alonso Martínez, la estación de metro, se convirtió durante algunos meses en nuestra pequeña oficina donde íbamos a trabajar por las mañanas. Nos divertimos mucho tocando y conocimos a un montón de personajes inolvidables. Desde las taquilleras que al final ya nos dejaban pasar sin pagar, hasta el jefe de estación, al que una vez pillamos silbando uno de nuestro temas en el andén”. Como un pequeño tributo a aquellos días, el sonido del metro ha quedado para siempre unido a su música en uno de los temas más conocidos del grupo, Sueños diabólicos.
En un registro mucho más cercano al pop estaba el grupo Trastos, que en 1980 publica su primer y único disco, que incluía entre sus canciones más conocidas El loco de la línea 5, el retrato de un excéntrico personaje que “monta en Aluche, irá hasta Ciudad Lineal”. También en clave pop, el grupo Mamá publicaba Hora punta en el metro en 1981.

No podía faltar en este texto Joaquín Sabina, uno de los principales cronistas que ha tenido Madrid en los últimos 30 años. Sabina enumeraba cuatro estaciones de la línea 1 en su Caballo de cartón (1984): “Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal, donde queda tu oficina para irte a buscar”. Tiempo después, el cantautor jienense comentaría estos versos subterráneos: “Cuando la grabé, la estación de metro se llamaba José Antonio. Cuando salió a la calle ya se llamaba Gran Vía. Por unos meses mi canción se adelantó a su tiempo sin saberlo.”

El grupo de rock Boikot publicaba en 1990 su primer disco, Los ojos de la calle. El tema escogido para abrir este trabajo, Esperando el metro, reflejaba con desesperanza los problemas de su generación. Tres años más tarde, el grupo gallego Los Suaves añadía una nueva referencia en clave de rock con El último metro, tema incluído en el disco Malas noticias (1993).

El cantautor Ismael Serrano concedía recientemente una entrevista dentro de un tren de Metro de Madrid, en la que declaraba que sus habituales viajes en el suburbano le permiten observar la forma de vida en la ciudad, materia prima para sus composiciones. Su larga relación con el metro se plasmó en 1998 en Recuerdo, un poema hecho canción que narra una historia de amores pasados y transcurre íntegramente en el suburbano.

Inaugurando el siglo XXI, Manu Chao llevó por el mundo entero la megafonía de Metro de Madrid con su canción Infinita tristeza, incluída en su disco Próxima estación: Esperanza, en la que se escuchaba un anuncio de llegada a esta estación de la línea 4.

También Joan Manuel Serrat se rindió en 2002 a la poética del suburbano con la canción La bella y el metro, de su disco Versos en la boca. En este poema, el cantautor catalán describía su visión del suburbano: “Entre el infierno y el cielo, / galopando entre tinieblas / de la periferia al centro, / del centro a la periferia, el metro”.

 Un escenario privilegiado

Además de Labanda, otros músicos de prestigio como Javier Álvarez han reconocido que dieron sus primeros pasos musicales en improvisadas actuaciones en los pasillos de Metro. Otros, sin embargo, han tenido el privilegio de tocar en directo con todo el equipo, pues en las últimas décadas se ha producido un acercamiento activo de Metro de Madrid a la música, convirtiendo sus instalaciones en escenarios para la música en directo, del pop al flamenco, pasando por la ópera.

Ya en 1983 la estación de Nuevos Ministerios acogió un concierto del pianista Felipe Campuzano, que se emitió en directo en el programa de radio “Caliente y Frío”. En otro concierto inusual, Luz Casal cantaba en 1989 en la estación de Ciudad Universitaria, sobre un escenario instalado directamente en las vías, para sorpresa de los asistentes.

También Rosendo llevó al metro su rock urbano en septiembre de 1994, cuando presentó su disco Para mal o para bien en las cocheras de Ventas. El músico viajó hasta este insólito escenario desde la estación de Cuatro Caminos, en la línea 2, acompañado por un grupo de periodistas, en un tren especial que la compañía dispuso para la ocasión.

 

 En un registro diferente, la pianista Rosa Torres Pardo interpretó a Isaac Albéniz en diciembre de 2004 en los Talleres Centrales de Metro de Madrid en Canillejas, deleitando a un auditorio de empleados del suburbano.

Las distintas ediciones del festival Metrorock, que pasó por distintas ubicaciones, dieron la oportunidad a muchos aficionados de acudir a sus numerosos conciertos. También las ediciones de Flamenco pa’ tos o Creadoras, más recientemente, han llenado el suburbano de música. En estas citas, grandes figuras de la música, como Miguel Poveda, Diego El Cigala, Concha Buika, Rosario Flores, Niña Pastori o Raphael, entre otros muchos artistas, han visto como el metro se convertía en su escenario. Además, se han organizado exposiciones fotográficas en torno a la cultura del rock y escuelas de baile dentro del certamen Flamenco pa’ tos, impulsado por el duo de humoristas Gomaespuma.

 Imágenes de música en el metro de Madrid

¿Qué tiene que ver El Canto del Loco con The Libertines, el primer grupo en el que militó el polémico Pete Doherty? Pues que ambas bandas han rodado vídeoclips en Metro. Los madrileños lo hicieron con Eres tonto en 2008, escogiendo un moderno coche del Metro Ligero, mientras que los segundos grabaron en 2003 el vídeo de Time for Heroes en varias estaciones del centro. Eso sí, los británicos lo hicieron aparentemente sin permiso...

Pero no son los únicos en haber localizado sus videoclips dentro de nuestro metro. En el año 2000, Los Porretas situaron en una estación de metro el vídeo de su versión de Pongamos que hablo de Madrid, el famoso tema de Joaquín Sabina.


Y la lista sigue creciendo, porque nunca faltarán músicos y poetas que incluyan referencias al metro en sus trabajos. Nosotros seguiremos pendientes para difrutar de la buena música en todos sus géneros, presenciar cómo los artistas describen la evolución de nuestro Metro y disfrutarlo con todos vosotros.
facebook metro de Madrid
www.nosolometro.blogspot.com

1 comentario:

Winnie dijo...

Me ha encantado el currado post de hoy. No tenía ni idea de la importancia del metro en la música y veo que es vital. Un beso musical para ti Dani